lunes, 24 de noviembre de 2014

Sesión 5: La Formación Docente en TIC:¿Un Asunto Instrumental o de Apropiación?


En las últimas dos décadas, las universidades e instituciones educativas de nivel básico y medio han llevado a cabo importantes reflexiones en torno al impacto de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en el ámbito educativo, generando una  gran inquietud por las transformaciones que los avances tecnológicos exigirán, de forma constante y profunda, a todos los sistemas educativos.

En este sentido, Brüner (2003) afirma que las TIC “están sirviendo de base para el surgimiento de un entorno completamente nuevo y diferente dentro del cual tendrán que desenvolverse los procesos de enseñanza y aprendizaje”.  Así mismo, Levis (2008) plantea que, necesariamente, “la escuela debe cambiar porque la sociedad en la que se desenvuelve no es la misma en la que fue creada”.  Esta sociedad de la información, transforma de forma continua y sustancial los actos comunicativos, educativos, económicos, y todos aquellos que ocurren en el ámbito social.

Esto es evidencia del tipo de transformaciones que las TIC han traído a la sociedad y a la escuela, generando a su vez la necesidad replantear la incorporación de las tecnologías en los sistemas educativos, obligándose a asumir los retos que ello implica desde el punto de vista técnico, pedagógico, formativo y de rezonificación de los roles que asumen los diferentes actores cuando el proceso de aprendizaje se da en ambientes mediados por TIC.

Por esta razón, la incorporación de las tecnologías de información y comunicación en la educación se ha convertido en una de las prioridades gubernamentales en instituciones públicas y privadas. Colombia ha mantenido desde hace más de una década esta preocupación por el uso y apropiación tecnológica en sus habitantes e instituciones a través de diversos programas.

En el ámbito educativo, proyectos como Computadores para Educar, Programa Nacional de Innovación educativa con Uso de TIC, Vive Digital, ¡A que te cojo ratón! entre otros, son un esfuerzo por alcanzar las metas propuestas desde el Ministerio de Educación Nacional (MEN) en los lineamientos en TIC contemplados en el Plan decenal de Educación 2006-2016, en  los que se plantea la necesidad de replantear la manera como se diseñan y desarrollan los procesos de formación inicial y permanente de los maestros y directivos con el propósito de que sus prácticas centren su atención en el estudiante como sujeto dinámico, en el estudio y reflexión de problemas educativos, además del empleo pertinente de las TIC. Igualmente, este plan establece como meta que para el 2016, los educadores y directivos deben generar un aprendizaje significativo y contextualizado mediante la interactividad, el trabajo colaborativo y la flexibilidad (2006).

A pesar de que estos proyectos llevan varios años desarrollándose, es necesario preguntarse hasta qué punto al docente se le brinda una capacitación en Tecnologías de la Información y la comunicación en el ámbito educativo, que integre los componentes cognitivo-afectivo, didáctico y técnico-instrumental, contemplando tanto el uso y alcance pedagógico de las TIC, como los aspectos culturales que condicionan la actitud del maestro frente a las prácticas de enseñanza mediadas tecnológicamente.

Gracias a investigaciones desarrolladas por diversas universidades de Medellín, entre ellas la Universidad Pontificia Bolivariana, se ha encontrado, según María Elena Giraldo, coordinadora del grupo de investigación Educación en Ambientes Virtuales de la UPB, que “la preocupación de la dotación va por un lado y la preocupación por la formación de los docentes y los estudiantes va por otro, y no se encuentran. Eso ha creado una brecha entre lo que es la modernización de la I.E y lo que es efectivamente la apropiación de la comunidad académica”.

Frente a los cambios incesantes que han traído el nuevo siglo, resulta urgente formar individuos tecnológicamente competentes, ilustrados con la capacidad de desenvolverse apropiadamente ante las situaciones problemáticas que genera la sociedad moderna. Para enfrentar esta situación, los educadores no sólo deben contar con un manejo estrictamente instrumental de las tecnologías integrables al aula, sino que también deben incorporar dicho conocimiento a la práctica pedagógica, vislumbrándose así una conciencia real sobre el alcance de la inclusión de las TIC en el acto educativo. Sólo de esta manera es posible de alguna forma generar un impacto positivo en la formación del estudiante.

Al tener en cuenta la significativa presencia de las tecnologías y la conveniencia de convivir con ellas, resulta necesaria la integración de éstas a la educación formal. No obstante, esta integración presupone la intención de optimizar sus ventajas. Es decir, la integración de las TIC en el aula requiere de un uso pertinente y responsable dentro del quehacer pedagógico y para ello hace necesaria una verdadera apropiación por parte del educador.

Sin embargo, las posiciones reticentes de algunos maestros e instituciones educativas frente a las mediaciones tecnológicas, crean espacios descontextualizados en relación con la realidad del educando, y por lo tanto, con la evolución de los sistemas de información y la multiplicidad de conocimientos a los que se tiene acceso cotidiano fuera de la escuela.

Del mismo modo, posturas irreflexivas podrían concederles a las TIC un protagonismo que no les corresponde, además de generar detrimento de la responsabilidad del profesor y la autonomía del alumno. Las nuevas tecnologías deben representar un apoyo didáctico para el profesor en la transmisión de conceptos, procedimientos, valores y actitudes, y específicamente en su papel mediador ante un planteamiento del aprendizaje de corte constructivista.

Los cambios tecnológicos generan cambios en la visión del mundo, en la cultura, en las formas de acceso al conocimiento, en la interpretación de la realidad y, por lo tanto, en la concepción de aprendizaje y de educación. Por ello, el docente se ve obligado a conocer las bondades de las nuevas tecnologías con el propósito de implementarlas como facilitador del pensamiento crítico, la autonomía, el diálogo multidireccional y el constructivismo.

Una real conciencia de los pros y contras de la educación multimedia permite que el alumno se convierta en protagonista de su propio aprendizaje significativo en un clima de igualdad social en la clase donde la comunicación educativa es, por consiguiente, multidireccional. Con el fin de lograr esto, resulta necesario diseñar y aplicar un plan de formación docente en nuevas tecnologías que trascienda el componente técnico-instrumental, contemplando tanto el uso y alcance pedagógico de éstas en los procesos de enseñanza y aprendizaje, como los aspectos culturales que condicionan la actitud del maestro frente a estos recursos.

Referentes:
Brüner, J. J. (2003). Educación E Internet: La Próxima Revolución. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica.
Levis, D. (2008). Formación Docente en TIC: ¿El huevo o la Gallina? Razón y Palabra, 13(63).
Ministerio de Educación Nacional. (2006). Plan Decenal de Educación 2006-2016: Lineamientos en TIC. Bogotá: MEN.

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