Examen, evaluación, previa, quiz:
son términos que me generaron numerosos episodios de nerviosismo en el colegio,
pues la mayoría de mis docentes utilizaban este recurso para medir lo que
debimos haber aprendido en sus clases, e incluso como medida disciplinaria
cuando el grupo no seguía las normas de clase.
Sin embargo, en muchas ocasiones
ese propósito no se llevaba a cabo pues a muchos de nosotros el hecho de
sentirnos presionados a responder algo (casi siempre memorístico y aislado de
la realidad) nos llevaba a actuar de maneras insospechadas: entrabamos en
pánico, sentíamos que se nos bloqueaba la mente, o simplemente, si nos
invadía la inspiración y no nos sentíamos presionados recordábamos todo
y empezábamos a desplegar una a una las respuestas que
sabíamos muy bien que los docentes esperaban.
De igual manera actualmente
los sentimientos que emergen ante la palabra " Evaluación", no han cambiado mucho. Los jóvenes aún le temen. Pero ¿Cómo no
experimentar esos sentires si la gran mayoría de los docentes recurren a
ella como un método de verificación más no de proceso? Y es esto
último, lo que realmente se debe evaluar, es decir, el proceso, ya que es muy
común encontrarse con estudiantes en el aula que presenten inconvenientes en la
comprensión de ciertos temas, los cuales se pueden dar por diversos factores
tales como: la falta de explicación, poca concentración, problemas familiares,
emocionales, etc. que condicionan los procesos relacionado con el aprendizaje.
De ahí el que se evalúe
un sólo momento en la adquisición del conocimiento es un gran error,
pues está demostrado que el aprendizaje es un proceso y, como tal, es objeto de
constantes transformaciones que van acompañadas con las experiencias. Por lo tanto,
más que hablar de evaluación lo que debería hablarse es de Valoración. A
los estudiantes se les debe reconocer por lo que son y lo que
llegarán a ser; por lo que saben y sabrán, incluso se les debe valorar sus, sus
deseo, dudas e inquietudes que más que impedimentos son los estímulos
en el acto educativo, en el cual los docentes debemos actuar como orientadores
que les muestren diversas rutas hacia el conocimiento. Por tal razón, con el
propósito de que el estudiante tome parte activa dentro de su proceso de
aprendizaje, resulta pertinente contemplar la autoevaluación en nuestras
prácticas, teniendo en consideración que ellos son una facultad necesaria e
innata en todos los seres humanos.
Gerardo, aquí sí veo los referente a la evaluación, quizás te extendiste más en otros asuntos en las reflexiones anteriores. Sería interesante conocer una experiencia de evaluación significativa en tu proceso de formación.
ResponderEliminarProfesor, ya realicé el ejercicio de publicar y reflexionar sobre una experiencia de evaluación en mi formación.
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