En una conversación que tuve
con un compañero, profesor de inglés de básica, tuvimos la oportunidad de
hablar sobre su práctica, primordialmente, sobre su experiencia de la
evaluación.
Como docente de inglés, el
docente debe evaluar las cuatro habilidades básicas que deben desarrollarse en
la adquisición de cualquier lengua: Escucha, Habla, Lectura y Escritura. Su
jefe inmediato establece un promedio de tres notas por habilidad además de una
calificación correspondiente para un total de 13 notas por periodo académico. A
esto se le suma un promedio de 80 estudiantes que tiene a su cargo. Esta
situación hace que el proceso de evaluación se convierta en un proceso
maratónico, teniendo en cuenta el sinnúmero de actividades extracurriculares
que interrumpen en gran medida el desarrollo normal de las clases. El maestro
reconoce que esta situación abruma a los estudiantes, pero por otro lado él se
ve obligado a cumplir con la política del área y con el cronograma de
evaluaciones puesto que las actividades evaluativas como quizzes y seguimientos
deben realizarse antes de la prueba acumulativa.
El docente se encuentra
estudiando una licenciatura en idiomas en una universidad, expresa que su
manera como él evalúa a sus estudiantes en su lugar de trabajo es radicalmente
diferente a como es evaluado en calidad de estudiante. En la universidad no es
sometido a prueba para verificar conocimiento, sino que realiza una serie de
actividades y trabajos de producción que consta varias etapas en las que el
estudiante realiza observaciones y correcciones a través de asesorías
individuales.
Por otro lado, el profesor
comenta que las evaluaciones se basan en la teoría gramatical, la cual
se centra en el estudio fono-morfo sintáctico de la lengua. Desde esta
perspectiva, los procesos lingüísticos se conciben como una simple
decodificación de los significados verbales. Evidentemente, la estructura
gramatical resulta ser el eje central de la adquisición de una segunda lengua,
dejando de lado la participación activa de un sujeto portador de saberes
adquiridos a partir de aquellos factores sociales y culturales que convergen en
su comunidad y con los cuáles interactúa a diario.
Otro aspecto que sobresaltó el docente es
que a pesar que la institución promueve la incorporación de las Tecnologías de
la Información y la Comunicación en las clases, las evaluaciones formales deben
realizarse con papel y lápiz. Esto evidencia una posición reticente frente a estos recursos, lo cual
crearía en la escuela espacios descontextualizados en relación con la realidad del educando, la evolución de
los sistemas de información y la
multiplicidad de conocimientos, que fuera de la escuela sí se mantendrían en
permanente contacto con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.
Gerardo, esta es una experiencia que pude dejar grandes cuestionamientos sobre la manera de evaluar de cada uno
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