sábado, 25 de octubre de 2014

Sesión 3: Un Proceso de Evaluación Condicionado por Políticas Institucionales

En una conversación que tuve con un compañero, profesor de inglés de básica, tuvimos la oportunidad de hablar sobre su práctica, primordialmente, sobre su experiencia de la evaluación.

Como docente de inglés, el docente debe evaluar las cuatro habilidades básicas que deben desarrollarse en la adquisición de cualquier lengua: Escucha, Habla, Lectura y Escritura. Su jefe inmediato establece un promedio de tres notas por habilidad además de una calificación correspondiente para un total de 13 notas por periodo académico. A esto se le suma un promedio de 80 estudiantes que tiene a su cargo. Esta situación hace que el proceso de evaluación se convierta en un proceso maratónico, teniendo en cuenta el sinnúmero de actividades extracurriculares que interrumpen en gran medida el desarrollo normal de las clases. El maestro reconoce que esta situación abruma a los estudiantes, pero por otro lado él se ve obligado a cumplir con la política del área y con el cronograma de evaluaciones puesto que las actividades evaluativas como quizzes y seguimientos deben realizarse antes de la prueba acumulativa.

El docente se encuentra estudiando una licenciatura en idiomas en una universidad, expresa que su manera como él evalúa a sus estudiantes en su lugar de trabajo es radicalmente diferente a como es evaluado en calidad de estudiante. En la universidad no es sometido a prueba para verificar conocimiento, sino que realiza una serie de actividades y trabajos de producción que consta varias etapas en las que el estudiante realiza observaciones y correcciones a través de asesorías individuales.

Por otro lado, el profesor comenta que las evaluaciones se basan en la teoría gramatical, la cual se centra en el estudio fono-morfo sintáctico de la lengua. Desde esta perspectiva, los procesos lingüísticos se conciben como una simple decodificación de los significados verbales. Evidentemente, la estructura gramatical resulta ser el eje central de la adquisición de una segunda lengua, dejando de lado la participación activa de un sujeto portador de saberes adquiridos a partir de aquellos factores sociales y culturales que convergen en su comunidad y con los cuáles interactúa a diario.


Otro aspecto que sobresaltó el docente es que a pesar que la institución promueve la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en las clases, las evaluaciones formales deben realizarse con papel y lápiz. Esto evidencia una posición reticente frente a estos recursos, lo cual crearía en la escuela espacios descontextualizados en relación  con la realidad del educando, la evolución de los sistemas de información y  la multiplicidad de conocimientos, que fuera de la escuela sí se mantendrían en permanente contacto con los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.

1 comentario:

  1. Gerardo, esta es una experiencia que pude dejar grandes cuestionamientos sobre la manera de evaluar de cada uno

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